Se la luz de Dios en tu matrimonio!

Se la luz de Dios en tu matrimonio!

“El que halla esposa halla algo bueno y alcanza el favor de El Señor.”

Proverbios 18:22

El matrimonio trae muchas satisfacciones, pero para llegar a encontrarlas se necesita más trabajo del que hubiéramos imaginado. Cuando dos personas deciden volverse “una”,  en realidad se forma una nueva entidad. Su unión es algo que puede satisfacerlos profundamente a ambos, y también servir a los propósitos de Dios. Sin embargo como son personas imperfectas en un mundo caído; esta nueva entidad enfrentará retos increíbles, tanto dentro como fuera de la relación. Como la pareja mantiene las debilidades y diferencias de cada uno, su naturaleza pecadora luchará contra su unión. El egoísmo, las heridas de la infancia o los resentimientos, pueden oponerse a sus mejores esfuerzos de volverse uno. Desde afuera, una pareja puede ser asaltada por situaciones que generan tensión en cualquier matrimonio, como enfermedades, pérdidas, crisis económicas, agendas sobrecargadas y las presiones del trabajo. Además, están rodeados por una sociedad  que considera irrelevante el matrimonio, y asegura que “si no funciona, o no nos hace felices, esta bien darnos por vencidos” Las presiones culturales que buscan engañar a la pareja, para separarse o para perseguir lo material en vez de los valores espirituales, pueden llevarnos a tomar caminos diferentes, a pesar de tener las mejores intensiones. También hay ataques espirituales en contra de la unión; El enemigo no sólo viene a matar, robar y destruir vidas individuales, sino también nuestros matrimonios y familias. Para resistir su ataque, necesitamos las municiones espirituales de la oración. Pues aunque vivimos en el mundo, no libramos las batallas como lo hace el mundo. Las armas con que luchamos no son las del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas (2 corintios 10:3-4).

La realidad es que la mitad de los matrimonios actuales si terminan en separación. Estudios muestran que sólo el hecho de asistir a la iglesia no garantiza un matrimonio feliz, ni una relación a prueba del divorcio. Sin embargo, las parejas que oran juntas con regularidad gozan de los matrimonios más satisfactorios. Y aquí la tasa de divorcio es inferior al uno por ciento! Que gran diferencia!

Todos enfrentamos obstáculos y retos en el matrimonio, pero la Buena noticia es que Dios está a favor nuestro. Como El quiere que nuestro matrimonio tenga éxito, que nos satisfaga y refleje su Gloria ante el mundo que nos rodea, nos ofrece recursos increíbles de gracia, poder y cantidades ilimitadas de perdón, para que podamos vivir realmente en paz y armonía, en lugar de hacerlo con enojo y resentimiento. Dios tiene un depósito inagotable de amor, sabiduría y provisión para cada día de nuestra vida, y hasta nuevas misericordias cada mañana.

Para tener acceso a todos estos recursos, la clave es la oración, que es la manera de mantener encendida la vela de la unión, por decirlo de otro modo. Es la manera de invitar  a Dios a tu vida diaria , y seguir con El y tu pareja el diálogo que comenzó en esta época maravillosa del “primer amor “que culminó en el altar. La oración lleva el poder de Dios a tu casa, el orar juntos en pareja es un secreto poderoso y poco conocido para una felicidad de por vida en el matrimonio. Mantendrá tu matrimonio vivo y saludable, y hasta volverá a prender la chispa del amor si la llama se ha apagado. Orar en pareja es un portal a la intimidad. Pero que ocurre cuando tu esposo es renuente a orar en pareja? En lugar de acercarte a el con una actitud de: “tu no oras conmigo lo suficiente, holgazán espiritual, así que voy a encargarme de hacerlo yo” recuerda que es un espíritu manso, amoroso y calmado el que ganará. Mensajes como: “Quiero compartir” son por lo general, más efectivos que regañar, “cantaletear”, o dar ordenes. Por ejemplo: “Mira mi amor, esta historia tuvo tanto sentido para mi(o me inspiro tanto)…que quiero compartirla contigo” una frase así puede abrir la puerta a la lectura en pareja de un gran devocional matrimonial.

“Mi amor, necesito orar contigo de algo que me tiene preocupada” o tal vez una nota en su almohada que diga “Me encantaría que oráramos juntos una vez a la semana, te invito a desayunar afuera el sábado, para que lo intentemos“ Cuando la mayoría de los cónyuges  comprende las necesidades de su pareja, responde bien.

Si estas casada con alguien que, a pesar de tus mejores esfuerzos, evita orar contigo o no tiene interés en asuntos espirituales, déjame animarte a seguir orando por tu cónyuge. Debes saber que cuando te sientas sola, encerrada en un armario de oración, el cielo te ve, y el Dios del universo te escucha, por lo tanto NO ESTAS SOLA! de hecho, la realidad espiritual es que cuando oras, con o sin tu esposo, te unes con Jesús en intercesión. Nuestro compañero Divino de oración no quiere que desistamos de orar por el esposo renuente, y nos anima a ser como la viuda persistente, quien en su determinación de recibir justicia por parte del juez injusto, seguía tocando a su puerta, buscando y clamando. Y Cristo nos asegura que El, quien ve lo que hacemos en secreto, nos recompensara en público, si oramos hasta que suceda algo!