“Como ciudad sin defensa y sin murallas es quien no sabe dominarse”.
Proverbios 25:28
Sabemos que Dios nos hizo diferentes y que estas diferencias tienen implicaciones positivas en nuestra relación conyugal, Porqué, entonces, para algunos las diferencias se transforman en terribles barreras y amenazas, y para otros son el complemento de una necesidad? La gran diferencia que existe entre los que son amenazados y los que son bendecidos por las diferencias es la actitud que tienen frente a ellas.
La gran diferencia esta en la actitud de cada persona, es importante entonces que elijamos la actitud adecuada porque nadie puede hacerlo por nosotros. Debemos recordar que cada persona es responsable de su comportamiento y el comportamiento que tenemos es producto de las elecciones que hacemos.
Un psiquiatra judío, el doctor Víctor Frankl, dice que la persona “No esta totalmente condicionada y determinada; determinada por si misma si va a ceder a una determinada condición o si va a enfrentarse a ella” Es lógico concluir entonces que quien vive amenazada por lo diferente que es tu conyugue, vive de esa manera porque a elegido esa opción. El doctor Frankl agrega que “ Cada ser humano tiene la libertad de cambiar en cualquier momento” No importa el pasado, no importa nuestro trasfondo, todos tenemos la posibilidad de enfrentar aquello que nos afecta y hacer los cambios necesarios.
Son las malas actitudes las que crean conflictos mayores en la relación conyugal y somos nosotros y nadie mas que nosotros los responsables de nuestras propias actitudes. Es nuestra actitud la que determina la clase de vida que vivimos. Podemos vivir constantemente amargados por el sufrimiento y las malas experiencias pasadas, podemos ver la vida color de rosa o cubierta de neblina dependiendo de la actitud con la que enfrentemos la vida. El apóstol Pablo al escribir a los filipenses les exhorta a que tengan la misma actitud que tuvo Jesucristo. No existe otro modelo mas digno de ser imitado que el modelo de Jesús.
Si anhelamos vivir la vida con agrado, si anhelamos que nuestra vida conyugal y que el compartir la vida con alguien que es diferente a nosotras tenga un balance positivo, lleno de alegría y comprensión, debemos imitar la actitud de Jesús.
Muchas personas piensan que la actitud es un sentimiento y muchos incluso concluyen que mueren como nacen. Si esto fuera real, estaríamos libres de toda culpa cuando enfrentamos la vida con una mala actitud que nos lleva al constante mal genio, a vivir amargados o enojados. Pero creo que hay buenas noticias para aquellos que piensan así. Todo hombre y mujer puede ser diferente y todos aquellos que se acercan a Jesús, pueden vivir como hijos amados de Dios.
Al llegar a El somos regenerados, tenemos una nueva vida espiritual y con la ayuda de El Espíritu Santo podemos andar con una nueva vida, tal como lo promete El Señor.
Me gustaría romper con algunos mitos que hemos aprendido a través de los años, con respecto a la actitud.
Elegimos la actitud que tenemos o estamos determinados a tenerla desde que nacemos? Es verdad, lo que algunos dicen que así nacemos y así moriremos? Es verdad que muchos dicen que no se pueden cambiar las actitudes que nos han caracterizado por muchos años? Estamos obligados a creer que por esas actitudes nunca lograremos la armonía matrimonial?
Para entender estas preguntas hay una gran verdad que encontré en Jesús.
He entendido que nuestra actitud es determinada por la opción que elegimos y no por la emoción que tenemos. Es cierto que las circunstancias que vivimos tienen una gran influencia en nuestras actitudes. Se cree que porque algo salió mal , hay justificación para tener una mala actitud. Pero cuando vamos al fondo de la vida de estas personas se concluye algo diferente. Hay mujeres y hombres que viven constantemente amargados, en enemistad llenos de ira y enojo. Pero de la misma forma hay mujeres y hombres que viven con alegría y determinación, que disfrutan de su relación conyugal. La única gran diferencia es la actitud que cada uno tiene, y la que ha elegido para enfrentar la vida. Definitivamente la actitud no es una emoción que no podamos manejar, sino una elección que tenemos que realizar. Por otra parte es cierto que nuestras actitudes están influenciadas por nuestras emociones. Es muy fácil tener una mala actitud cuando por alguna razón hay tristeza, angustia o resentimiento. Es muy fácil tener buena actitud cuando todo sale bien y la vida es hermosa. Sin embargo, cada buena y mala actitud que tengamos es producto de nuestra propia decisión. Esa disposición de animo que manifestemos exteriormente debe ser manejada por la persona y no la persona manejada por ese estado de animo.
La forma en que vemos la vida esta determinada por la actitud que elegimos y no por la realidad que vivimos. La actitud es como las gafas que nos ponemos. Si utilizas gafas amarillas, amarillo veras. Si eliges un estilo de vida de mal genio y resentimiento, con ese cristal veras la vida.
Las malas actitudes producen nuevas diferencias o nos hacen ver aumentadas las diferencias ya existentes. Las malas actitudes son perjudiciales para la vida conyugal y los conyugues con malas actitudes verán cualquier diferencia, por pequeña que sea, como algo amenazante y destructivo para la relación matrimonial. La realidad en estos casos no es que las diferencias sean destructivas, mas bien la mala actitud que elegimos por las diferencias que tenemos es lo que puede destruir un matrimonio. Hay momentos en que las diferencias están trayendo serias dificultades a los matrimonios y para agravar mas la situación, a veces se toma una actitud de terquedad. Cuando se toma una actitud errónea no queremos que nadie se atreva a tratar de movernos de nuestra posición. Lamentablemente y para el deterioro de una sana relación matrimonial, algunos actúan con una gran falta de entendimiento comunicando desprecio por los sentimientos del conyugue.
La idea es que cuando leas estas líneas hagas un serio examen de tu actitud, frecuentemente lo hago yo misma, y descubro la gran cantidad de errores que cometo.
Hombres y mujeres cometemos errores y ambos debemos aprender a ser sinceros y reconocer nuestra participación solamente para abandonar esa errónea actitud y comenzar a caminar juntos en armonía a pesar de las diferencias.
Mientras mas tiempo paso ala lado de mi esposo, mas me convenzo de que el matrimonio es hermoso. No siempre pensé así, ni tampoco creo que mi esposo lo haya hecho. Sin embargo, creo que hemos ido progresando hasta llegar a un lugar en el que la balanza, en la mayoría de los días del año se inclina hacia el respeto mutuo, la comprensión, la sumisión y el servicio.
Hijita:
ReplyDeleteComo siempre, Dios te ilumina con tus comentarios en éste importante tema. Es tremendamente cierto que nuestras actitudes marcan la diferencia, pero no podemos olvidar que muchas veces nuestras actitudes son reflejo de un inmenso egoísmo y, es allí donde también debemos trabajar, porque como tu bien lo planteabas hace unos días, el amor sincero NO puede ser egoísta...
Sigue adelante con ésta hermosa misión y Recibe un beso y una abrazo de tu Padre que Te ama entrañablemente
FABIO.
Amiga! gracias nuevamente por tan tremenda enseñaza! Tq quiero mucho!
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