Mi amado

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Sunday, December 11, 2011

El matrimonio es una Gema o Piedra Preciosa!




Por tanto, si sienten algún estimulo en su unión con Cristo, algún consuelo en su amor, algún compañerismo en el Espíritu, algún afecto entrañable, llénenme de alegría teniendo un mismo parecer, un mismo amor, unidos en alma y pensamiento.
Filipenses 2:1,2


Cómo definimos el matrimonio? La palabra griega básica para “casarse” o “matrimonio” es gameo, que es derivada de la raíz de la palabra “gema”. Esa raíz significa literalmente “fundirse juntos”. La fusión de elementos diferentes en uno solo describe el proceso por el cual las gemas o piedras preciosas son formadas en lo profundo de la tierra. Este proceso es también una descripción apropiada del matrimonio.
Las gemas preciosas, como diamantes, rubíes, esmeraldas y zafiros, son formadas en la profundidad del suelo con elementos ordinarios que son sometidos a gran cantidad de calor y presión masiva durante un amplio periodo de tiempo. El calor, la presión y el tiempo al trabajar juntos pueden transformar el material mas común en algo extraordinario. Tomemos el carbón como ejemplo. El carbón es formado cuando la madera parcialmente descompuesta u otro tipo de planta es combinada con la humedad, en un ambiente aireado, bajo el calor y la presión. Este proceso no pasa de la noche a la mañana, requiere siglos.
Aunque el carbón tenga básicamente la forma de carbón que conocemos, los elementos que lo constituyen pueden ser aun reconocidos en un análisis químico. El carbón que permanece en la tierra el tiempo suficiente(miles de anos) bajo calor continuo y presión, tarde o temprano es transformado en diamante. Químicamente el diamante es carbón puro. Los distintos elementos usados en su formación ya no pueden ser identificados. La presión los ha fundido en un solo elemento, inseparable. Y el calor da ala diamante su brillo.
El matrimonio como Dios lo diseño, es como una gema preciosa. Ante todo , se desarrolla con el tiempo. Los diamantes no se forman en diez anos; requieren milenios. Nos toma solo unos minutos casarnos, pero edificar un matrimonio requiere una vida. Esta es la razón por la que Dios estableció el matrimonio como una relación permanente, para toda la vida. Debe haber tiempo suficiente para que dos personas, con personalidades distintas y trasfondos separados, sean fundidas juntas como una carne.
En segundo lugar, el matrimonio cristiano se hace mas fuerte bajo la presión. Un diamante es la sustancia mas dura sobre la tierra. Millones de toneladas de presión durante miles de anos, funden y transforman la materia carbonizada en un cristal que puede resistir cualquier ataque. Un diamante solo puede ser cortado en ciertas condiciones y al usar instrumentos diseñados especialmente. De un modo similar, las presiones externas templan y refuerzan un matrimonio devoto, al conducir al marido y la esposa aun mas cerca uno del otro. Así como la presión purifica un diamante, también los problemas diarios y los desafíos de la vida purifican un matrimonio devoto. El esposo y la esposa afrontan la presión juntos. Cuanto mas difíciles se hacen los problemas, su unión se vuelve mas fuerte. El matrimonio fusiona a dos personas diferentes en una, de modo que bajo la presión se vuelvan tan rígidos que nada pueda quebrarlos.
Los matrimonios cristianos y los no creyentes responden de manera diferente a las presiones. En el mundo, cuando las cosas se ponen difíciles, las parejas se agrietan; como aquellos dos pedazos de madera pegados, están vinculados, pero no fundidos, porque el calor y la presión de la vida los dividen. En contraste, aquel mismo calor y esa misma presión  funden a una pareja cristiana y los une, de modo que su matrimonio se vuelve cada vez mas fuerte, hasta que sean inseparables e irrompibles.
El matrimonio nunca se reduce a que dos personas estén juntas, sino que es una colisión, un impacto entre sus historias. Es un choque entre culturas, experiencias, memorias y hábitos. El matrimonio es una hermosa adaptación con otra vida.
La construcción del matrimonio fuerte requiere tiempo, paciencia y mucho trabajo. Uno de los ajustes mas difíciles que uno afronta es cambiar de la soltería a la vida de casado. Seamos honestas: las personas  no cambian de la noche a la mañana. Cuando nos casamos, nos casamos con alguien mas que una persona; “NOS CASAMOS” con una familia entera, una historia completa de experiencias. Por eso, a menudo, es tan difícil al principio entender a esta persona a que hora comparte su casa y su cama. Los dos traen a su matrimonio 20 o 30 anos de experiencias de vida que determinan la manera en que tu ves y respondes al mundo. La mayoría de las veces, se descubre que uno ve muchas cosas de una manera muy diferente que el otro. La diferencia de puntos de vista es una de las fuentes mas grandes de tensión y de conflicto en los matrimonios jóvenes. La adaptación a estas diferencias es critica para la supervivencia matrimonial. Lamentablemente, muchos matrimonios fallan precisamente en este punto.
Filtramos lo que vemos y oímos a través del lente de nuestras propias experiencias. Tragedias personales, abuso sexual o físico, calidad de vida de nuestra familia mientras crecíamos, nivel educativo, fe o carencia de fe; cualquiera de estas experiencias afectan el modo en que vemos el mundo que nos rodea. Nos ayudan a formar nuestras expectativas de vida e influencian nuestra manera de interpretar lo que otra gente dice o nos hace.
Ninguno de nosotros entra al matrimonio “limpio” De una manera u otra, cada uno trae su propio equipaje emocional, psicológico y espiritual. Independientemente de lo que nuestro esposo diga, lo escuchamos a través del filtro de nuestra propia historia y experiencia. Y nuestro esposo oye todo lo que nosotras decimos del mismo modo. La comprensión y la adaptación a esto requieren mucho tiempo y paciencia.
Con el tiempo y bajo las presiones de la vida diaria, un esposo y esposa llegan a comprenderse uno al otro cada vez mas. Comienzan a pensar de modo parecido, a actuar de la misma manera y aun a sentirse igual. Aprenden a percibir el humor del otro y a menudo reconocen que le sucede sin siquiera preguntarle. Gradualmente sus actitudes personales y puntos de vista cambian y se tornan mas próximo al del otro, de modo que su modo de pensar ya no sea mas el “suyo” y el “mío”, sino el “nuestro”. Es allí cuando la calidad del matrimonio, que se asemeja a una gema, brilla mas intensamente. La fusión crea la unidad.
Un matrimonio cristiano también se parece a una gema preciosa en otro sentido. Normalmente, no encontramos gemas simplemente al caminar y mirar en la superficie de la tierra, como cuando buscamos caracoles sobre la playa. Para encontrar gemas, tenemos que cavar profundamente en la tierra y trabajar con el cincel en la dura roca. Del mismo modo, nunca obtendremos esta clase de matrimonio conforme al plan de Dios con tan solo seguir a la multitud o al hacer lo que los demás hacen. Tenemos que cavar profundamente en el corazón de Dios para descubrir sus principios. Las gemas preciosas son raras, y así también lo es un matrimonio genuino. No hay formulas fáciles ni atajos. Tenemos solo la palabra de Dios para instruirnos y su Espíritu para darnos el entendimiento y el discernimiento, pero eso es todo lo que necesitamos.
Entonces el matrimonio es una institución ordenada por Dios, una relación de toda la vida entre un hombre y una mujer. Con el  tiempo y bajo mucho calor y presión de la vida, dos personas involucradas en el convenio del matrimonio, se unen y se pierden una en la otra, a tal punto que se hace imposible decir donde termina una y donde comienza la otra. El matrimonio es un proceso, una fusión de dos elementos distintos y diferentes en un solo: una joya brillante de amor, fidelidad y compromiso que brilla intensamente en medio de un mundo de modas efímeras y que no permanecen.   

Saturday, December 3, 2011

Nuestra Actitud Marcara La Diferencia.




“Como ciudad sin defensa y sin murallas es quien no sabe dominarse”.
Proverbios 25:28

Sabemos que Dios nos hizo diferentes y que estas diferencias tienen implicaciones positivas en nuestra relación conyugal, Porqué, entonces, para algunos las diferencias se transforman en terribles barreras y amenazas, y para otros son el complemento de una necesidad? La gran diferencia que existe entre los que son amenazados y los que son bendecidos por las diferencias es la actitud que tienen frente a ellas.
La gran diferencia esta en la actitud de cada persona, es importante entonces que elijamos la actitud adecuada porque nadie puede hacerlo por nosotros. Debemos recordar que cada persona es responsable de su comportamiento y el comportamiento que tenemos es producto de las elecciones que hacemos.
Un psiquiatra judío, el doctor Víctor Frankl, dice que la persona “No esta totalmente condicionada y determinada; determinada por si misma si va a ceder a una determinada condición o si va a enfrentarse a ella” Es lógico concluir entonces que quien vive amenazada por lo diferente que es tu conyugue, vive de esa manera porque a elegido esa opción. El doctor Frankl agrega que “ Cada ser humano tiene la libertad de cambiar en cualquier momento” No importa el pasado, no importa nuestro trasfondo, todos tenemos la posibilidad de enfrentar aquello que nos afecta y hacer los cambios necesarios.
Son las malas actitudes las que crean conflictos mayores en la relación conyugal y somos nosotros y nadie mas que nosotros los responsables de nuestras propias actitudes. Es nuestra actitud la que determina la clase de vida que vivimos. Podemos vivir constantemente amargados por el sufrimiento y las malas experiencias pasadas, podemos ver la vida color de rosa o cubierta de neblina dependiendo  de la actitud con la que enfrentemos la vida. El apóstol Pablo al escribir a los filipenses les exhorta a que tengan la misma actitud que tuvo Jesucristo. No existe otro modelo mas digno de ser imitado que el modelo de Jesús.
Si anhelamos vivir la vida con agrado, si anhelamos que nuestra vida conyugal y que el compartir la vida con alguien que es diferente a nosotras tenga un balance positivo, lleno de alegría y comprensión, debemos imitar la actitud de Jesús.
Muchas personas piensan que la actitud es un sentimiento y muchos incluso concluyen que mueren como nacen. Si esto fuera real, estaríamos libres de toda culpa cuando enfrentamos la vida con una mala actitud que nos lleva al constante mal genio, a vivir amargados o enojados. Pero creo que hay buenas noticias para aquellos que piensan así. Todo hombre y mujer puede ser diferente y todos aquellos que se acercan a Jesús, pueden vivir como hijos amados de Dios.
Al llegar a El somos regenerados, tenemos una nueva vida espiritual y con la ayuda de El Espíritu Santo  podemos andar con una nueva vida, tal como lo promete El Señor.
Me gustaría romper con algunos mitos que hemos aprendido a través de los años, con respecto a la actitud.
Elegimos la actitud que tenemos o estamos determinados a tenerla desde que nacemos? Es verdad, lo que algunos dicen que así nacemos y así moriremos? Es verdad que muchos dicen que no se pueden cambiar las actitudes que nos han caracterizado por muchos años? Estamos obligados a creer que por esas actitudes nunca lograremos la armonía matrimonial?
Para entender estas preguntas hay una gran verdad que encontré en Jesús.
He entendido que nuestra actitud es determinada por la opción que elegimos y no por la emoción que tenemos. Es cierto que las circunstancias que vivimos tienen una gran influencia en nuestras actitudes. Se cree que porque algo salió mal , hay justificación para tener una mala actitud. Pero cuando vamos al fondo de la vida de estas personas se concluye algo diferente. Hay mujeres y hombres que viven constantemente amargados, en enemistad llenos de ira y enojo. Pero de la misma forma hay mujeres y hombres que viven con alegría y determinación, que disfrutan de su relación conyugal. La única gran diferencia es la actitud que cada uno tiene, y la que ha elegido para enfrentar la vida. Definitivamente la actitud no es una emoción que no podamos manejar, sino una elección que tenemos que realizar. Por otra parte es cierto que nuestras actitudes están influenciadas por nuestras emociones. Es muy fácil tener una mala actitud cuando por alguna razón hay tristeza, angustia o resentimiento. Es muy fácil tener buena actitud cuando todo sale bien y la vida es hermosa. Sin embargo, cada buena y mala actitud que tengamos es producto de nuestra propia decisión. Esa disposición de animo que manifestemos exteriormente debe ser manejada por la persona y no la persona manejada por ese estado de animo.
La forma en que vemos la vida esta determinada por la actitud que elegimos y no por la realidad que vivimos. La actitud es como las gafas que nos ponemos. Si utilizas gafas amarillas, amarillo veras. Si eliges un estilo de vida de mal genio y resentimiento, con ese cristal veras la vida.
Las malas actitudes producen nuevas diferencias o nos hacen ver aumentadas las diferencias ya existentes. Las malas actitudes son perjudiciales para la vida conyugal  y los conyugues con malas actitudes verán cualquier diferencia, por pequeña que sea, como algo amenazante y destructivo para la relación matrimonial. La realidad en estos casos no es que las diferencias sean destructivas, mas bien la mala actitud que elegimos por las diferencias que tenemos es lo que puede destruir un matrimonio. Hay momentos en que las diferencias están trayendo serias dificultades a los matrimonios y para agravar mas la situación, a veces se toma una actitud de terquedad. Cuando se toma una actitud errónea no queremos que nadie se atreva a tratar de movernos de nuestra posición. Lamentablemente y para el deterioro de una  sana relación matrimonial, algunos actúan con una gran falta de entendimiento comunicando desprecio por los sentimientos del conyugue.
La idea es que cuando leas estas líneas hagas un serio examen de tu actitud, frecuentemente lo hago yo  misma, y descubro la gran cantidad de errores que cometo.
Hombres y mujeres cometemos errores y ambos debemos aprender a ser sinceros y reconocer nuestra participación solamente para abandonar esa errónea actitud y comenzar a caminar juntos en armonía a pesar de las diferencias.
Mientras mas tiempo paso ala lado de mi esposo, mas me convenzo de que el matrimonio es hermoso. No siempre pensé así, ni tampoco creo que mi esposo lo haya hecho. Sin embargo, creo que hemos ido progresando  hasta llegar a un lugar en el que la balanza, en la mayoría de los días del año se inclina hacia el respeto mutuo, la comprensión, la sumisión y el servicio.