“Con sabiduría se construye la casa; con inteligencia se echan los cimientos. Con buen juicio se llenan sus cuartos de bellos y extraordinarios tesoros. El que es sabio tiene gran poder, y el que es entendido aumenta su fuerza”.
Proverbios 24:3,4.
Los seres humanos casi nunca estamos satisfechos. Si te pones a escuchar a las personas, las gordas quieren ser flacas, algunas flacas quieren engordar un poco, las de pelo liso lo quieren crespo, y las de pelo crespo lo quieren liso. La insatisfacción nos motiva a demandar o a buscar algo más.
En todas las áreas de la vida somos así. Generalmente queremos más de lo que tenemos. Los estudios demuestran que el mayor porcentaje de personas piensan que para estar satisfechos siempre se necesita un poco más de lo que actualmente se tiene. Hay un dicho que dice “los pastos de lejos se ven mas verdes” y creo que es real. Lo que se ve a la distancia, lo que no esta a nuestro alcance, generalmente parece mejor que lo que tenemos, por eso anhelamos tenerlo aunque en realidad no sea algo diferente de lo que ya tenemos, pero de lejos luce diferente.
Muchas veces tenemos algo bueno, pero buscamos aquello que tiene otro, porque a la distancia se ve mejor. Debo advertirte que no estoy diciendo que es bueno tener ciertas aspiraciones, sino que no es bueno vivir siempre insatisfecha.
Si traemos esto a nuestro matrimonio la verdad es que nos daríamos cuenta que generalmente todos esperamos más de nuestros conyugues, y rara vez estamos satisfechos de lo estamos recibiendo en nuestra relación matrimonial. Los seres humanos queremos más, esperamos más. Queremos más comprensión, queremos vivir más, generalmente esperamos más de lo que debemos.
Nuestra relación matrimonial no esta exenta de ser influenciada por nuestras exageradas demandas.
Esta es precisamente una de las razones que nos lleva a sentirnos frustradas cuando no lo logramos en nuestro matrimonio.
Has notado que mientras mas esperamos de nuestro esposo, mas grandes son nuestras diferencias?!Nos decepcionamos incluso pues esperamos mucho más de lo que realmente nuestro cónyuge puede dar. Todas seguramente hemos tenido esos momentos en que por tener exageradas expectativas y no verlas reales en nuestro matrimonios sufrimos gran decepción. Creo que todas sabemos que mientras más altas sean nuestras expectativas, mayor frustración vamos a experimentar.
Los patrones de conducta de una persona, lo que piensa que es correcto o incorrecto, lo que cree que es bueno o malo, ha sido desarrollado desde la niñez. En algunos casos los padres tuvieron normas tan altas en sus exigencias a los hijos, que ellos pensaban que nunca podrían agradarles. Esos niños se acostumbraron a que sus padres siempre estaban insatisfechos porque ellos siempre querían algo más de lo que ellos podían ofrecer. (ese niño puede ser tu esposo o tu) Muchas veces eso es precisamente lo que nosotros los adultos hacemos, esperamos demasiado de nuestros hijos y de nuestros conyugues y debido a eso sufrimos frustraciones. Cuando actuamos de esa manera estamos teniendo exageradas expectativas y estamos demandando demasiado de nuestro esposo. La única solución que creo puede funcionar para cambiar las normas irreales y las expectativas exageradas que nos fijamos, es una solución muy obvia: Debemos cambiar nuestras normas y expectativas.
Tienen exageradas expectativas las parejas que piensan que un buen matrimonio es aquel en el que los conyugues siempre están de acuerdo en todo. Quienes así piensan, vivirán desilusionados. De la misma manera es un error pensar que porque yo no logro lo que espero de mi esposo, el tiene la culpa. Lo que yo espero puede ser algo irreal y exagerado y al no conseguirlo puedo vivir en constante frustración y reaccionando con enojo o ira. Algunos estudios han concluido que la ira y la agresión se levantan primariamente en respuesta a la frustración. La frustración es un obstáculo, puede ser un evento, una persona, o una barrera física que nos impide lograr las metas que nos hemos propuesto. Tal vez esa el explicación a aquellos momentos de tanto enojo de algunos conyugues al descubrir que su pareja esta actuando de una forma diferente a lo que esperaba. De esa manera tenemos a alguien que ha deseado algo de su conyugue y por no lograrlo manifiesta su frustración con actos de ira y enojo.
Una de las cosas importantes a realizar es hacer una evaluación clara y honesta de las expectativas que tenemos y de las demandas que realizamos a nuestro esposo.
Hay preguntas que pueden ayudarnos a establecer si somos una de esas parejas que vivimos con exageradas demandas y expectativas y que por lo tanto estamos teniendo serios conflictos para aceptar lo diferente que es nuestro conyugue. Por ejemplo: realmente soy justa con mi esposo? Son mis demandas producto de que estoy pensando mas en mi, en mis propias necesidades , sin tomar en cuenta la necesidad de mi conyugue? Estoy lista para hacer todo lo posible para ponerme de acuerdo con mi esposo, y buscar juntos lo que sea bueno para los dos y no solamente para uno de nosotros? Hasta que punto es mi egoísmo el que me mueve a tener grandes demandas en mi relación conyugal? Hasta que punto mi exagerado deseo de estar cada vez con mi conyugue esta siendo perjudicial para su desarrollo personal y como consecuencia estoy perjudicando su avance en la conquista de metas necesarias para el bienestar de la familia? Realmente estoy demandando lo justo, o llegué al momento en que quiero más, porque ya no me satisface lo bueno que estoy recibiendo? Son mis expectativas reales, justas, alcanzables y bíblicas?
Quiero recordarte que demandar en exceso es como tener excesivas reglas. Pueden ser muy buenas, pero son tan numerosas que no podemos ni siquiera recordarlas todas para poder cumplirlas.
Si crees que en esta situación actual, se encuentra tu matrimonio, te sugiero que tomes algún tiempo para conversar con tu esposo sobre el tema. Te advierto por lo general es muy difícil llegar a un acuerdo si la pareja se encuentra en ese estado. Se necesita de mucha madurez y comprensión mutua para poder hacerlo.
Todo matrimonio se encontrara en algún momento en estas circunstancias; para todos aquellos que piensan que tratar por si solos el tema podría ser mas perjudicial que saludable, creo que la mejor solución seria tener una conversación con un concejero que les ayudara a poner sus respectivas demandas en el equilibrio adecuado.
Y recuerda trabaja en sobrepasar tus expectativas y agradece y disfruta de el hombre que Dios ha puesto a tu lado.